Hasta el amor está hecho de bebida: solo necesita la dosis justa

Comencé mi pasión por la cachaza en mi ciudad natal, São Bernardo do Campo, en el Boteco Liverpool, alrededor de 1996.
 
Decidí reunirme con unos amigos, donde todos preferían tomar cerveza y decidí probar una cachaza que estaba ahí en el anaquel entre los whiskies. Fue cuando tomé mi primer “Sip” de Aguardiente de Caña de Azúcar (como se llamaba entonces), recuerdo que me cayó muy bien, dejando una sensación agradable y muy apetecible para tomar otro.
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Desde entonces, a lo largo de los años he ido mejorando mis análisis visuales, olfativos y gustativos. He visitado algunas fincas para conocer sus alambiques y sus particularidades,
¡Estudié para aumentar mis conocimientos y así fui superándome cada vez más y aumentando aún más esta pasión por la cachaza!